Carmignac Patrimoine: la gestión flexible es (siempre) una buena opción

En un entorno en el que los tipos alemanes se encuentran en terreno negativo; en el que Microsoft, Facebook, Apple, Amazon y Alphabet (Google) representan más del 20 % del índice estadounidense S&P 500 y en el que la hegemonía tecnológica de China se confirma día a día, elegir con acierto dónde y cuándo invertir resulta fundamental para estructurar su ahorro y alcanzar sus objetivos financieros a largo plazo.

Solo una solución flexible y gestionada por expertos puede ofrecerle la posibilidad de estructurar una cartera de forma rigurosa que invierta en el líder chino en vacunas, el sector del lujo francés, las fintechs estadounidenses, la deuda rumana o los bonos bancarios europeos.

Este es el mandato de Carmignac Patrimoine: una solución «llave en mano» para diversificar sus inversiones, con el objetivo de atenuar las fluctuaciones de capital al tiempo que busca fuentes de rentabilidad interesantes mediante una estrategia de asignación de activos flexible.

La combinación de nuestros tres catalizadores de rentabilidad nos permite ofrecer una solución de inversión a largo plazo a través de un enfoque basado en convicciones y una rigurosa gestión del riesgo.

La crisis de la COVID-19 ha recordado a los inversores que el riesgo puede ser tan drástico como impredecible, pero que estas situaciones también traen consigo oportunidades. La gestión del riesgo es, por tanto, un concepto clave, pero también complejo. El objetivo no es solo amortiguar las caídas, sino también sacar partido de los catalizadores de rentabilidad infravalorados.

Nuestra gestión de riesgos se basa, ante todo, en una estructuración de la cartera adaptada al entorno del mercado y capaz de hacer frente a periodos turbulentos. Además, consiste en gestionar activamente la tasa de exposición a la renta variable, a los tipos de interés y a las divisas, en función de la asimetría de riesgos y las posibles debilidades del mercado. Esta capacidad para gestionar los riesgos de mercado constituye la piedra angular del estilo de gestión de Carmignac y se puso a prueba a gran escala por primera vez en 2002, luego en 2008 y, finalmente, durante la crisis de la COVID-19.